Vistas de página en total

11 nov 2011

LAS FANTASIAS DE JULIA





Julia es una mujer de 47 años de buena presencia y
una vida como cualquier mujer de su edad cuidando de
su casa, de su hija, su marido… , aunque últimamente se
sentía  bastante  sola,  su  hija  se  había  emancipado  y  su
marido   se   pasaba   el   día   trabajando,   la   ternura
escaseaba  en  casa  y  el  sexo  era  cada  vez  menos
satisfactorio.  Su  imaginación  volaba  hacia  fantasías  que
llenaban  sus  momentos  de  deseo  y  que  la  llevaban  a
imaginarse en situaciones muy excitantes que acababan
casi  siempre  en  una  masturbación  y  un  orgasmo  que  le
hacían sentirse viva.
Lo  curioso  del  caso  es  que  este  tipo  de  situaciones
siempre  eran  con  otra  mujer,  a  veces  con  una  amiga  a
veces  una  conocida  pero  siempre  gente  real.  Un  día  se
decidió  a  comprarse  un  vibrador,  pasó  por  la  tienda  de
ANN SUMMERS, que había oido que además de lencería
tenían este tipo de artículos. Una vez allí pudo leer en un
cartel que hacían reuniones en casas donde se vendían
estos  artículos  y  las  mujeres  hablaban  con  libertad  de
todo tipo de temas relacionados con el sexo. Pensó bien
asistir a una de esas reuniones y tomó nota del teléfono.
Una vez en la reunión se presentaron. Eran 7 mujeres con
edades  entre  27  y  50  años  más  la  promotora,  Ana  una
chica  encantadora  de  unos  35  años,  la  anfitriona  sirvió
unas   copas   y   se   abrió   la   famosa   MALETA   ROJA,
empezaron  a  oirse  exclamaciones  de  todo  tipo  sobre  el
tamaño, las formas los colores etc.. Ana empezó a hablar
sobre fantasías sexuales, con la soltura que da el alcohol
se empezaron a desatar las lenguas, las risas los sofocos.
Unas  hablaban  de  miembros  enormes,  otras  de  varios
hombres,  otras  de  ascensores.  Cuando  llegó  el  turno  de
nuestra  Julia  les  habló  de  la  fantasía  recurrente  de  tener
sexo con una mujer, notó algunas miradas algún susurro y
la cosa quedó ahí, cuando hubo acabado la reunión y se iban despidiendo, Ana la llevó a parte y le comentó que
lo que le ocurría era una cosa muy normal sobre todo en
las  mujeres  de  su  edad,  que  ella  tenía  algo  de  literatura
sobre   el   tema   que   quizas   le   interesase,   entonces
quedaron para otro día en una cafetería donde le dejaría
algún libro y podrían hablar mas tranquilas. Llegó el día las
5 de la tarde, una tarde de primavera clara y cálida, Julia
llevaba  un  vestido  de  lino  azul  marino  con  botones,  Ana
una  camisa  blanca  semitransparente  y  una  falda  negra
ajustada,  todo  ello  aderezado  con  unos  taconazos  de
vértigo  que  le  hacían  un  cuerpo  espectacular.  Ana  le
comentó que con las prisas se había olvidado el libro en
casa,  pero  que  vivía  allí  cerca.  Julia  empezó  a  darse
cuenta de por donde iba la jugada, pero le excitó la idea
y se decidió  seguirle el juego. Cuando llegaron a casa de
Ana esta le dijo, - Ponte cómoda, voy a buscar el libro…
A los 5 minutos Ana apareció con un picardías cortito
negro   transparente,   que   dejaba   ver   unos   pechos
redondos y firmes y un tanga negro y plateado, se acercó
a Julia y la besó apasionadamente en los labios, Julia se
dejó llevar, notando lo que tantas veces había imaginado
( como los pechos de otra mujer se apretaban contra los
suyos),  Ana  siguió  besándole  por  el  cuello,  Julia  notó
como se le erizaba la piel, a la vez que se le endurecían
los   pezones   su   sexo   se   iba   humedeciendo.   Ana
desabrochaba  el  vestido  mientras  su  boca  iba  bajando
por su escote, dejó caer el vestido al suelo quedando las
dos frente a frente. Julio le pidió permiso para ir al cuarto
de baño, Ana la siguió sin dejar de besarla y acariciarla,
cuando Julia se sentó en el vide Ana se colocó detrás de
ella  notó  como  sus  pechos  se  clavaban  en  su  espalda,
Ana puso un poco de gel en su mano derecha y empezó
a  frotar  con  suavidad  el  sexo  de  Julia  mientras  dirigía  el
chorro  de  agua  hacia  su  clítoris  con  la  mano    izquierda
apretaba  su  pecho  mientras  la  derecha  se  movía  cada
vez  más  rápido,  Julia  estaba  llegando  al  éxtasis  cuando notó  como  los  dedos  de  Ana  penetraban  en  su  vagina
apretando   un   poco   y   moviéndolos   arriba   y   abajo
llevándola a un orgasmo explosivo y rabioso como hacía
tiempo  que  no  había  sentido.  Pasaron  a  la  habitación
comiéndose  a  besos  Ana  se  tendió  sobre  la  cama
dirigiendo la cabeza de Julia hacia su sexo húmedo, esta
empezó  a  morder  a  lamer  a  saborear  el  sexo  de  Ana
mientras esta se retorcía de placer. Empezó a subir hacia
sus  pechos  hasta  que  quedaron  unos  contra  los  otros
notando los pezones duros, Ana metió la rodilla  entre sus
muslos y Julia empezó a frotarse sobre ella. Ana alargó la
mano  bajo  la  cama  y  sacó  una  caja  que  contenía  un
montón  de  juguetes  eróticos  sacó  de  ella  un  objeto  y  le
dijo:  -  ahora  vas  a  probar  el  BABY  PINK,  la  puso  boca  a
bajo y ató sus manos con unas suaves medias al cabezal
de la cama, cogió un bote de aceite y empezó a ponerle
por  la  espalda,  bajando  poco  a  poco  hasta  su  cintura,
luego por las piernas para luego subir por el interior de sus
muslos, volvió a poner aceite en sus manos y masajeó su
vagina  subiendo  poco  a  poco  hasta  su  ano,  notó  una
suave  presión,  estaba  introduciendo  ese  aparato  por  su
ano,  pero  lo  hacia  muy  suavemente  a  la  vez  que
masajeaba  su  clítoris,  era  una  sensación  entre  dolor  y
placer  que  no  le  resultaba  desagradable  si  no  todo  lo
contrario,  la  presión  aumentó  hasta  que  todo  el  aparato
se introdujo en su ano, quedando solo el tope final fuera.
Ana  tiró  de  su  pelvis  hacia  arriba  hasta  que  quedó  de
rodillas sobre la cama, sus pezones endurecidos rozaban
la sabana haciendo que se erizaran cada vez más con el
movimiento,  una  vez  en  esa  posición  cogió  un  pene  de
silicona de un tamaño medio y lo introdujo por su vagina,
la sensación de notar esos dos aparatos en su interior fue
brutal.  Ana  comenzó  a  moverlos  con  maestría  y  Julia
creyó enloquecer de placer, sus gemidos eran cada vez
más fuertes mientras Ana con sus movimientos cada vez
más rápido, cuando llegó al orgasmo tubo que morder la almohada para no gritar de placer. Después quedaron las
dos exhaustas sobre la cama, Julia pensó que aquello no
podía quedar así, Ana se merecía su orgasmo y a ella le
apetecía  demostrarle  de  lo  que  era  capaz,  cogió  un
antifaz  de  la  caja  y  lo  puso  sobre  sus  ojos,  cogió  las
medias  y  la  ató  con  suavidad  pero  con  firmeza  al
cabezal,  sus  pechos  quedaron  erectos  con  los  pezones
apuntando  al  techo,  tenía  unos  pechos  preciosos,  los
besó con delicadeza, le dio unos pequeños mordiscos en
los  pezones  que  estaban  duros  como  piedras,  Ana  soltó
un  gran  suspiro.  Buscó  en  la  caja  y  encontró  algo  que
atrajo su curiosidad una especie de guante en el que solo
entraban  los  dedos  centrales  en  una  especie  de  pene
pequeñito  y  en  la  palma  de  la  mano  un  vibrador.  Se  lo
puso,  lo  lubricó  bien  y  empezó  a  penetrarla,  cuando  la
palma de su mano llegaba al clítoris de Ana, esta daba
un respingo en la cama y soltaba un gemido de placer,
poco  a  poco  fue  acelerando  los  movimientos,  cuando
apretaba  la  mano  contra  su  clítoris  a  la  vez  presionaba
con sus dedos el interior de su vagina intentando buscar
su punto G, Ana se retorcía de placer hasta que no pudo
más y estalló en un orgasmo impresionante, mojando las
sábanas y gritando de placer quedaron las dos tendidas
boca arriba en la cama , Julia miró su reloj, las 9, habían
pasado  4  horas  intensas  de  placer.  A  Julia  le  hubiese
gustado  pasar  la  noche  con  Ana  pero  debía  volver  a  la
realidad de su hogar triste y aburrido, a la monotonía de
su  relación.  Pero  esto  fue  solo  el  principio,  Julia  había
cambiado… .


Mikimoto69

No hay comentarios:

Publicar un comentario