Julia es una mujer de 47 años de buena presencia y
una vida como cualquier mujer de su edad cuidando de
su casa, de su hija, su marido… , aunque últimamente se
sentía bastante sola, su hija se había emancipado y su
marido se pasaba el día trabajando, la ternura
escaseaba en casa y el sexo era cada vez menos
satisfactorio. Su imaginación volaba hacia fantasías que
llenaban sus momentos de deseo y que la llevaban a
imaginarse en situaciones muy excitantes que acababan
casi siempre en una masturbación y un orgasmo que le
hacían sentirse viva.
Lo curioso del caso es que este tipo de situaciones
siempre eran con otra mujer, a veces con una amiga a
veces una conocida pero siempre gente real. Un día se
decidió a comprarse un vibrador, pasó por la tienda de
ANN SUMMERS, que había oido que además de lencería
tenían este tipo de artículos. Una vez allí pudo leer en un
cartel que hacían reuniones en casas donde se vendían
estos artículos y las mujeres hablaban con libertad de
todo tipo de temas relacionados con el sexo. Pensó bien
asistir a una de esas reuniones y tomó nota del teléfono.
Una vez en la reunión se presentaron. Eran 7 mujeres con
edades entre 27 y 50 años más la promotora, Ana una
chica encantadora de unos 35 años, la anfitriona sirvió
unas copas y se abrió la famosa MALETA ROJA,
empezaron a oirse exclamaciones de todo tipo sobre el
tamaño, las formas los colores etc.. Ana empezó a hablar
sobre fantasías sexuales, con la soltura que da el alcohol
se empezaron a desatar las lenguas, las risas los sofocos.
Unas hablaban de miembros enormes, otras de varios
hombres, otras de ascensores. Cuando llegó el turno de
nuestra Julia les habló de la fantasía recurrente de tener
sexo con una mujer, notó algunas miradas algún susurro y
la cosa quedó ahí, cuando hubo acabado la reunión y se iban despidiendo, Ana la llevó a parte y le comentó que
lo que le ocurría era una cosa muy normal sobre todo en
las mujeres de su edad, que ella tenía algo de literatura
sobre el tema que quizas le interesase, entonces
quedaron para otro día en una cafetería donde le dejaría
algún libro y podrían hablar mas tranquilas. Llegó el día las
5 de la tarde, una tarde de primavera clara y cálida, Julia
llevaba un vestido de lino azul marino con botones, Ana
una camisa blanca semitransparente y una falda negra
ajustada, todo ello aderezado con unos taconazos de
vértigo que le hacían un cuerpo espectacular. Ana le
comentó que con las prisas se había olvidado el libro en
casa, pero que vivía allí cerca. Julia empezó a darse
cuenta de por donde iba la jugada, pero le excitó la idea
y se decidió seguirle el juego. Cuando llegaron a casa de
Ana esta le dijo, - Ponte cómoda, voy a buscar el libro…
A los 5 minutos Ana apareció con un picardías cortito
negro transparente, que dejaba ver unos pechos
redondos y firmes y un tanga negro y plateado, se acercó
a Julia y la besó apasionadamente en los labios, Julia se
dejó llevar, notando lo que tantas veces había imaginado
( como los pechos de otra mujer se apretaban contra los
suyos), Ana siguió besándole por el cuello, Julia notó
como se le erizaba la piel, a la vez que se le endurecían
los pezones su sexo se iba humedeciendo. Ana
desabrochaba el vestido mientras su boca iba bajando
por su escote, dejó caer el vestido al suelo quedando las
dos frente a frente. Julio le pidió permiso para ir al cuarto
de baño, Ana la siguió sin dejar de besarla y acariciarla,
cuando Julia se sentó en el vide Ana se colocó detrás de
ella notó como sus pechos se clavaban en su espalda,
Ana puso un poco de gel en su mano derecha y empezó
a frotar con suavidad el sexo de Julia mientras dirigía el
chorro de agua hacia su clítoris con la mano izquierda
apretaba su pecho mientras la derecha se movía cada
vez más rápido, Julia estaba llegando al éxtasis cuando notó como los dedos de Ana penetraban en su vagina
apretando un poco y moviéndolos arriba y abajo
llevándola a un orgasmo explosivo y rabioso como hacía
tiempo que no había sentido. Pasaron a la habitación
comiéndose a besos Ana se tendió sobre la cama
dirigiendo la cabeza de Julia hacia su sexo húmedo, esta
empezó a morder a lamer a saborear el sexo de Ana
mientras esta se retorcía de placer. Empezó a subir hacia
sus pechos hasta que quedaron unos contra los otros
notando los pezones duros, Ana metió la rodilla entre sus
muslos y Julia empezó a frotarse sobre ella. Ana alargó la
mano bajo la cama y sacó una caja que contenía un
montón de juguetes eróticos sacó de ella un objeto y le
dijo: - ahora vas a probar el BABY PINK, la puso boca a
bajo y ató sus manos con unas suaves medias al cabezal
de la cama, cogió un bote de aceite y empezó a ponerle
por la espalda, bajando poco a poco hasta su cintura,
luego por las piernas para luego subir por el interior de sus
muslos, volvió a poner aceite en sus manos y masajeó su
vagina subiendo poco a poco hasta su ano, notó una
suave presión, estaba introduciendo ese aparato por su
ano, pero lo hacia muy suavemente a la vez que
masajeaba su clítoris, era una sensación entre dolor y
placer que no le resultaba desagradable si no todo lo
contrario, la presión aumentó hasta que todo el aparato
se introdujo en su ano, quedando solo el tope final fuera.
Ana tiró de su pelvis hacia arriba hasta que quedó de
rodillas sobre la cama, sus pezones endurecidos rozaban
la sabana haciendo que se erizaran cada vez más con el
movimiento, una vez en esa posición cogió un pene de
silicona de un tamaño medio y lo introdujo por su vagina,
la sensación de notar esos dos aparatos en su interior fue
brutal. Ana comenzó a moverlos con maestría y Julia
creyó enloquecer de placer, sus gemidos eran cada vez
más fuertes mientras Ana con sus movimientos cada vez
más rápido, cuando llegó al orgasmo tubo que morder la almohada para no gritar de placer. Después quedaron las
dos exhaustas sobre la cama, Julia pensó que aquello no
podía quedar así, Ana se merecía su orgasmo y a ella le
apetecía demostrarle de lo que era capaz, cogió un
antifaz de la caja y lo puso sobre sus ojos, cogió las
medias y la ató con suavidad pero con firmeza al
cabezal, sus pechos quedaron erectos con los pezones
apuntando al techo, tenía unos pechos preciosos, los
besó con delicadeza, le dio unos pequeños mordiscos en
los pezones que estaban duros como piedras, Ana soltó
un gran suspiro. Buscó en la caja y encontró algo que
atrajo su curiosidad una especie de guante en el que solo
entraban los dedos centrales en una especie de pene
pequeñito y en la palma de la mano un vibrador. Se lo
puso, lo lubricó bien y empezó a penetrarla, cuando la
palma de su mano llegaba al clítoris de Ana, esta daba
un respingo en la cama y soltaba un gemido de placer,
poco a poco fue acelerando los movimientos, cuando
apretaba la mano contra su clítoris a la vez presionaba
con sus dedos el interior de su vagina intentando buscar
su punto G, Ana se retorcía de placer hasta que no pudo
más y estalló en un orgasmo impresionante, mojando las
sábanas y gritando de placer quedaron las dos tendidas
boca arriba en la cama , Julia miró su reloj, las 9, habían
pasado 4 horas intensas de placer. A Julia le hubiese
gustado pasar la noche con Ana pero debía volver a la
realidad de su hogar triste y aburrido, a la monotonía de
su relación. Pero esto fue solo el principio, Julia había
cambiado… .
Mikimoto69
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